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LOS TRES TESOROS


El cuerpo es el templo de la vida. La energía es la fuerza de la vida. El espíritu es el gobernador de la vida. El desequilibrio de uno de ellos daña a los tres. Cuando el espíritu asume el mando, el cuerpo lo sigue de forma natural y esta disposición beneficia a los Tres Tesoros.

Clásico Wen Tse, siglo I a.C.

Desde el punto de vista taoísta, el ser humano posee tres tesoros de los cuales depende su vida, estos son el cuerpo o esencia (Jing), la energía (Chi) y el espíritu (Shen).

Los tres tesoros se consideran una unidad orgánica a la que los chinos denominan San Bao. Poseen además un aspecto pre-natal (cualidades puras o primordiales antes del nacimiento) y un aspecto post-natal (manifestaciones temporales que se desarrollan después del nacimiento).

LA ESENCIA O JING: Comprende el cuerpo físico, la carne, la sangre, todos los fluidos esenciales, hormonas, enzimas, etc. Se comprende también como la vitalidad. La esencia pre-natal se hereda de los padres y las post-natal se obtiene de los alimentos y el agua. La esencia se almacena en las glándulas renales y riñones, y en los órganos sexuales. El Jing ancestral o innato no puede ser aumentado, pero sí conservado y cuidado.

LA ENERGÍA O CHI: Es la fuerza vital que activa todas las funciones del cuerpo. El Chi pre-natal nace de la transformación del Jing original y el Chi post-natal tiene como fuentes el aire y las substancias nutritivas de los alimentos, que ingresan al cuerpo. La energía del aire se puede absorber y cultivar mediante el Chi Kung. Cuando la energía del aire (pulmones) se mezcla en la sangre con la energía de la tierra procedente del aparato digestivo, se forma lo que se llama la “Verdadera Energía Humana”.

EL ESPÍRITU O SHEN: Comprende todos los aspectos de la mente: conciencia, pensamientos, voluntad, intención y espíritu. Shen pre-natal o “mente del Tao”, “lo que no nace y no muere”, abierto, no dualista, eterno e indiferenciado, reside en el corazón; y el Shen post-natal, discriminador, dualista, nuestra personalidad y sus creencias, reside en el cerebro. La mente humana obscurecida por las reacciones emocionales y las percepciones sensoriales, permanece muchas veces ciega a la luz de su espíritu primordial que está en el corazón.

Desde esta perspectiva, la verdadera salud y armonía reside en la interacción equilibrada entre estos tres tesoros. Cuando el espíritu asume el mando, realiza elecciones conscientes que benefician el cuerpo, procura no despilfarrar su energía, y cultivar relaciones sanas con el entorno y fundamentalmente, consigo mismo.

Muchos practicantes de Artes Marciales tienen cuerpos firmes y energías potentes, pero sus mentes están llenas de agitación y violencia. No han comprendido el equilibrio de una verdadera salud que no es solo física, sino que fundamentalmente mental y espiritual.

Un practicante de Tai Chi y Chi Kung debe tener claro su propósito interno y comprender que alcanzar la salud integral, implica fundamentalmente despertar la ecuanimidad y paz interior.

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